Marbella suele pintarse con trazos muy amplios: un destino frívolo, un escenario de lujo y exceso, un lugar para la fiesta. Pero para mí siempre ha sido mucho más que eso. Es una ciudad de una belleza extraordinaria, donde nacionalidades y culturas conviven sin esfuerzo. Marbella es una ciudad donde no existen fronteras gracias a la mezcla de culturas. También es un lugar donde las reglas se doblan, donde la libertad se abraza y donde personas extraordinarias deciden hacer su hogar. Personas que se rodean de belleza, que valoran lo único y que comprenden el poder del arte.
Yo también soy producto de una crianza mixta: de origen peruano, habiendo vivido en siete ciudades de tres continentes distintos. Llegué a Marbella por casualidad en 1997 y aquí construí un hogar y una familia. Hay mucho que agradecerle a esta ciudad. Cuando pensé por primera vez en abrir una galería de arte contemporáneo en Marbella, mi propósito fue tener un canal abierto de diálogo con los artistas, comprenderlos y ayudar a otros a ver el mundo a través de sus ojos. Mi ambición más amplia era consolidarme como una de las principales galerías de la ciudad, y ese objetivo sigue vigente: crear un espacio donde los artistas encuentren un lugar para crecer y donde los amantes del arte puedan establecer vínculos significativos. Con el paso de los años, siento que una comunidad interesante y vibrante realmente ha tomado forma.
Cuando abrí la galería en 2019, veía en Marbella un lugar lleno de posibilidades. Lo que no sabía era cuánto la ciudad misma iba a moldear la galería. Su apertura a nuevas ideas, su mezcla de culturas, su hambre de libertad: todo ello no solo me dio permiso para arriesgarme, sino que me impulsó a pensar de manera diferente. Aquí, la audacia no se recibe con indiferencia, sino con curiosidad y entusiasmo. De esta forma, Marbella eligió mi galería tanto como yo elegí Marbella.
A través del riesgo, la resiliencia y una pasión inquebrantable por el arte, estos primeros años han sido de experimentos atrevidos, exposiciones valientes y la emoción de construir algo nuevo. Espero haber consolidado la galería como un espacio donde el arte pueda ser descubierto y profundamente apreciado. Al mirar hacia adelante, me siento orgulloso de lo lejos que ha llegado este camino en tan poco tiempo, y agradecido por las personas increíbles que he conocido en el trayecto: coleccionistas, artistas y amigos que han dado forma a esta aventura y la han hecho tan significativa.
Marbella no es solo el telón de fondo de esta historia, es su corazón palpitante. Con su belleza, diversidad y espíritu de libertad, esta ciudad ha permitido que la galería crezca hasta convertirse en lo que es hoy. Es un lugar que me recuerda, una y otra vez, que no existen fronteras cuando se trata de creatividad, comunidad y del poder transformador del arte.
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