La Piel Recuerda: Paula Blanco | Alejandro Co | Blannim
Cada superficie es un testigo; cada fragmento lleva el eco de lo que alguna vez fue
La piel absorbe el tiempo, guarda las huellas de lo que ha pasado y conserva el eco de cada contacto.
La piel recuerda reúne a tres artistas jóvenes, Paula Blanco, Alejandro Co y Blannim (Blanca Nieto), que desde distintas sensibilidades y geografías se acercan a la materia como a un cuerpo vivo que siente, recuerda y habla. En sus obras, la fragilidad se convierte en lenguaje y lo efímero, en permanencia.
Paula Blanco (Oviedo, 1996) parte de la experimentación constante con materiales y procesos. Graduada en Bellas Artes por la Universidad de Salamanca, ha desarrollado un lenguaje propio a través de la fibra de vidrio, un material translúcido y ligero que le permite construir estructuras suspendidas entre lo escultórico y lo orgánico. En su práctica, la materia y la luz dialogan; la transparencia respira y el paisaje se convierte en presencia.
Alejandro Co (La Habana, 1997) trabaja con el fuego como instrumento y metáfora. Formado en la Academia de San Alejandro y con trayectoria entre Cuba y España, transforma páginas de diccionarios en ruinas vivas del lenguaje. Lo que arde no desaparece: se vuelve residuo, signo y huella. En sus obras, la ceniza conserva la memoria, creando una arqueología de lo que fue, una meditación sobre la pérdida y la transformación.
Blannim (Blanca Nieto) (Salamanca, 1991) entrelaza emoción y precisión en un lenguaje profundamente personal. Su obra se despliega a través de la tela, el color y el hilo, explorando la textura misma de la memoria. Cada trazo, cada veladura, cada puntada es un fragmento de tiempo, una forma de retener lo que se desvanece. En su universo, lo visible y lo invisible se cruzan, creando un tapiz de luz y silencio donde la memoria encuentra forma.
En las manos de estos tres artistas, la materia deja de ser inerte; se convierte en pensamiento, emoción y testimonio. La piel recuerda nos invita a percibir el mundo a través de sus materiales, a entender que toda superficie guarda la huella del tiempo, y que en cada pliegue, en cada herida, en cada destello, algo aún respira, algo aún recuerda.

