Descifrando el caos: Jaime Velázquez
«Con Descifrando el caos revelo las grietas de un sistema destinado a colapsar, obligándonos a enfrentar las realidades que solemos evitar —la guerra, la injusticia, el desplazamiento— y a reconocer el sentido que aún emerge en medio del desorden.» — Jaime Velázquez
Con “Descifrando el caos”, su segunda exposición individual en la Galería Isolina Arbulu, Jaime Velázquez (Cádiz, 1987) confirma la madurez de un lenguaje pictórico que no deja de expandirse. Si en su anterior muestra con la galería planteaba una reflexión desde las sombras, ahora se adentra de lleno en la fisura, en las grietas de un sistema que, en sus propias palabras, “estallará por sí solo”.
Velázquez parte de un realismo incisivo, cargado de intensidades cromáticas y acentos flúor, para enfrentarnos a escenas y personajes que habitan nuestro presente más incómodo: la violencia de la guerra, las injusticias sociales, la gentrificación, la inmigración forzada. Su pintura funciona como un espejo deformante que nos devuelve la crudeza de lo cotidiano, aquello en lo que preferimos no reparar, pero que configura la textura de nuestra época.
El artista trabaja desde la tensión entre lo figurativo y lo abstracto: figuras reconocibles emergen sobre fondos vibrantes y geométricos, donde la saturación cromática se convierte en metáfora de la sobrecarga visual y emocional de un tiempo atravesado por algoritmos, pantallas y deshumanización. Lo tradicional y lo urbano, el óleo y pistola aerógrafa la pintura de museo y la estética digital confluyen en obras que parecen oscilar entre la memoria colectiva y el vértigo del presente.
En este nuevo proyecto, Velázquez no solo retrata el caos: lo descifra. Cada obra articula un relato fragmentario de nuestra sociedad contemporánea, un sistema que se agrieta por dentro mientras se sostiene en apariencias de estabilidad. Frente a la inercia de mirar hacia otro lado, su pintura obliga a detenerse, a asumir que lo político, lo social y lo íntimo están inextricablemente unidos.
“Descifrando el caos” es, en definitiva, una invitación a reconocer lo que está a punto de estallar y a encontrar, en medio de la saturación, un espacio para la reflexión crítica y la memoria compartida.