Resumen

Afortunadamente ese algo humano que prevalece ligado a una idea abstracta o a un sentimiento, no se capta con una fotografía y difícilmente puede entenderse haciendo scroll con un móvil

Exposición Colectiva con: Paz Pérez Ramos, Ignacio Tovar, José María Bermejo, Concha Ybarra, Paloma Gámez, Las Ánimas, Quique Sarzamora, Elena Núñez Mallén.

 

Comisariada por Sema D'Acosta

 

Para un pintor que evita los argumentos narrativos de la figuración, la búsqueda de un lenguaje propio desde lo sintáctico es el camino. Equilibrar forma, color y luz. Tener en cuenta la textura de la superficie, los volúmenes, los bordes y hasta la posición de un posible espectador. El asunto clave es saber mantener una cierta tensión, tener control sobre el resultado, no abandonar nunca una actitud escéptica con cada obra, que no es más que un paso necesario para afrontar la siguiente. Bien entendido, un cuadro debe ser un terreno de pruebas donde nunca se consiguen estados definitivos. Una pieza lleva a otra y a otra y a otra... Y así, semana tras semana, mes tras mes. Lejos de los focos, en la soledad del estudio y al margen de las pantallas. De hecho, las buenas pinturas no se interpretan bien a través de una interfaz. Por suerte, lo primordial, eso humano que prevalece vinculado a una idea abstracta o un sentimiento, no se capta con una fotografía y apenas se entiende haciendo scrolling con el móvil. Instagram tiene ventajas e inconvenientes para los pintores. A unos los potencia esa planitud, sobre todo a los que apuestan por el impacto visual; a otros los aminora, en particular a los que optan por la sutileza de una poética ininteligible. Este tipo de trabajos que necesitan de la relación directa con el público, podríamos enlazarlos con los planteamientos del filósofo ingles John Locke, cuyo argumento principal sostenía que el verdadero conocimiento se centra en nuestra experiencia de las cosas; no en el mundo en sí, sino en cómo nosotros experimentamos el mundo, una afirmación que antepone la percepción de la realidad al sucedáneo RGB que promueven las redes sociales.

Obras
Press release

La Galería Isolina Arbulu se complace en presentar "Crómlech", una exposición colectiva que revindica y defiende la necesidad de ver una obra de arte en directo, sin la mediación de una pantalla. El proyecto incluye pinturas no figurativas de mínimos elementos, cerámicas y tapices.
Bajo la curaduría de Sema D'Acosta, reconocido comisario español, docente, crítico de arte e investigador, "Crómlech" pone en diálogo obras de destacados pintores andaluces de larga trayectoria, con otros emergentes que apenas acaban de comenzar. Los autores incluidos son Paz Pérez Ramos, Ignacio Tovar, José María Bermejo, Concha Ybarra, Paloma Gámez, Las Ánimas, Quique Sarzamora y Elena Núñez Mallén.
Todas las obras seleccionadas para esta exposición además de su evidente carácter abstracto, tienen el inconveniente -en mayor o menor medida- de que son difíciles de reproducir para ser vistas a través de Internet. Esa incongruencia que impide su correcta reproductibilidad supone un perjuicio que reduce su impacto a través de una web o WhatsApp. Paradójicamente, esa supuesta deficiencia para una buena comunicación según las necesidades del mundo virtual de hoy, se convierte aquí en un acto de rebeldía ante la insustancialidad del espejismo que vivimos todos en redes sociales. Para conocer estas piezas en su versión completa, hay que acudir a la sala y enfrentarse a ellas cara a cara, según explica el comisario.
La exposición, que abrirá sus puertas el 24 de mayo de 2024, ofrece una oportunidad única para conocer un tipo de trabajo pictórico que se aleja de la espectacularidad y exige pausa para ser disfrutado. De hecho, va justo en la dirección contraria a nuestro acelerado multitasking diario. "El verdadero conocimiento se centra en nuestra experiencia de las cosas", afirmaba el filósofo John Locke. "Crómlech" es un recordatorio de la importancia de la conexión directa con el arte, más allá de la pantalla y el desplazamiento rápido del pulgar.